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Los cuentos del "Tio" Manotel.. 4


             
Coincidiendo con la ultima estrofa, la comitiva hizo su entrada en el claro. Ya estaba el pobre Narciso muerto de miedo, a causa de tan extraño canto, cuando de pronto a la capciosa luz de la luna descubrió al grupo de monjes, que envueltos en oscuros hábitos, caladas las capuchas bajo las cuales brillaban rojizos reflejos en las oscuras cavidades de sus ojos.


Estos, contrastaban con los amarillentos huesos que por los rotos pliegues de los hábitos asomaban. Por un momento, la luna se oculto entre las nubes matizando un poco la claridad de la noche, lo cual consiguió el efecto de que aquellos engendros, parecieran despedir una luz amarillo azulada, propia de materia orgánica en descomposición, que a veces se observa en algunos cementerios.

 
Sintiendo como sus cabellos se erizaban de terror,alzándose de golpe lanzo un gran alarido impropio de su carácter moderado y santurrón. Sintió correr algo caliente por sus paralizadas piernas, algo que le impulso a recobrar la movilidad de las mismas y con el corazón golpeándole brutalmente en sienes y pecho. Con sus nervios a punto de estallar y sus sentidos rayando en la locura exclamo :
 
 -- Ris Ras, de la Carranca al rió hay un paso, si no lo doy, en el infierno me abraso . ,
 Y dando una brusca media vuelta, salió disparado viñedo abajo saltando de un muro a otro, cayéndose y levantándose, sollozando y babeando. Presa del mas espantoso pánico no le importo atropellar, pisotear y despedazar las cepas que con tanto esmero cuidara durante todo el año, y cuyos preciosos granos se derramaban y reventaban rodando por el fértil suelo. Llegando a la abrupta orilla del rio Sil, y sin volver la cabeza, creyendo que todas las fuerzas del infierno iban en su persecución. Dio un salto y se precipito en las oscuras aguas, braceando furiosamente hasta alcanzar la corriente central, la cual rápidamente se lo llevo rio abajo, dejando tras de si el eco de sus estridentes alaridos .

Se hizo el silencio, el Sñr Manotel parecía haber concluido su relato . Los hermanos se miraron un momento y lentamente volvieron sus ojos hacia el. Estaba liando un nuevo cigarrillo, parecía ensimismado con su tarea, pero nada mas lejos de la realidad. Por debajo del ala de su blanco sombrero espiaba todos sus movimientos y reacciones .
 
-- Que fue del tío?  Como se supo todo esto que ud. nos cuenta ? - pregunto uno de los hermanos , mientras que el otro visiblemente nervioso estrujaba sin darse cuenta el sombrero entre sus manos .
 
-- Pues veréis, esto todo se supo un par de días mas tarde por boca de vuestro tío - hizo una pausa para apurar su copa, dio una nueva calada al cigarrillo y orgulloso de si mismo prosiguió- al cual trajeron al pueblo unos buenos vecinos de la Barca, pueblo situado mas abajo a orillas del rio Cabe. Esta buena gente lo atendió lo mejor que pudo, al principio lo creyeron loco, pues solo decía incoherencias de demonios y de uvas.  Cuando se precipito a las aguas del Sil, nado un buen trecho luego la corriente no muy fuerte en esa época del año, lo llevo aguas abajo hasta que en su camino encontró un tronco a la deriva y asiéndose a el, se dejo llevar por la corriente deseando alejarse de aquel horror lo antes posible. Su agitada travesía concluyo cuando el tronco quedo varado en un remanso, que se forma en el lugar donde el Rió Cabe vierte sus aguas al Sil. Allí fuertemente agarrado a su improvisada embarcación fue como lo encontraron, sollozando, con la mirada perdida y tanto miedo en el cuerpo que era imposible meterle mas.
 
Callo un momento y los dos sobrinos de Narciso con serio semblante esperaban la continuación del relato. Con la mirada clavada en el vaso que mantenía en su mano, nuestro pícaro protagonista continuo su relato.
 
 
-- Frente al pueblo de la Barca hay una estación del ferrocarril, y dado la importancia que ello tiene, tanto por gente que va y viene, como por el incesante trafico de mercancías que en tal punto se concentran es muy visitado por la Guardia Civil de Ferreira, los cuales al enterarse de que un hombre fuera rescatado del rió no dudaron en investigar dicho asunto . Cuando los civiles llegaron a la casa donde estaba acogido Narciso, fueron bien recibidos por sus moradores.Los llevaron a presencia de este para interrogarle, dándose la feliz circunstancia de que uno de ellos conocía personalmente a vuestro tío, por haber estado destinado en el cuartel de Nogueira de Ramuin .
 
Siguiendo los sabios consejos que sus benefactores le indicaron, vuestro tío para nada comento el caso de los frailes endemoniados. Se limito a comentar que cayendo al rió en la oscuridad de la noche, se había asido fuertemente a un tronco que por suerte encontró en su camino, y con el cual  había llegado al lugar donde ahora se hallaba. La entrevista termino felizmente para vuestro pariente, que gracias a los informes remitidos por aquel guardia civil a sus superiores, no fue molestado para nada y así, al día siguiente llego a Cerreda moralmente dañado pero feliz de encontrarse nuevamente entre su gente ...
 
Callo... el silencio ahora se hizo opresivo, tan tangible que parecía que de un momento a otro iba a romperse sobre sus cabezas . Se miraban el uno al otro y de hito en hito lanzaban rápidas miradas al tío Manotel, el cual ajeno a todo, parecía seguir con su mirada las evoluciones de los camareros a través de la vasta sala, como si eso fuese de una gran trascendencia para el .
 
-- Y ud cree en todo lo que mi tío contó ?  Quizás se tratase de una pesada broma de los mozos del pueblo, o de gentes de Lemos para robarle su fruto - indago Camilo - es muy difícil de creer toda esa historia sobre aparecidos .
 
El tío Manotel se volvió hacia el. Su oscura tez y sombríos rostro impresionaron a los dos hermanos, los cuales se removieron incómodos en sus asientos .
 
-- No se lo que pudo pasar o dejar de pasar aquella maldita noche en la Carranca, no estaba allí, pero forme parte del grupo que bajo a la ribera al saberse la noticia. Y os puedo asegurar que debió de ser muy serio - al llegar a este punto su voz bajo unas octavas, lo que obligo a los dos hermanos a estirar el pescuezo para poder escuchar y dándole tal aire de misterio que tanto  Julio como  Ernesto notaron que involuntariamente, se las erizaban los cabellos en la nuca - Cuando llegamos al sendero que baja a la Carranca fue como si entráramos en otro mundo, todo estaba silencioso , demasiado silencioso quizás. Hasta hacia muy poco rato, a nuestro alrededor se prodigaba la vida en multitud de formas diferentes, Escuchábamos el canto de los pájaros, el siseante ruido de alguna asustada culebra buscando refugio entre la maleza o el incesante zumbido de las abejas, que aun en esta época del año están muy activas y siguen con su incesante ir y venir. Pero ahora todo era silencio, un silencio ominoso que parecía hacerte doler los oídos al intentar forzarlos a escuchar .
 
A pesar de ser una hora muy temprana de la tarde, y el día estar muy claro y alegre, nos sentíamos inseguros. Toda la jarana y algarabía que nos había acompañado durante el camino había desaparecido, ahora nos encontrábamos recelosos y taciturnos, mirando hacia todas partes sin saber lo que andábamos buscando . De esta guisa llegamos a la viña de Narciso, donde todo parecía estar en completa normalidad.
 
Mel Domuro
Foto- Google.es
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