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El carro del diablo 3

El carro del diablo  3

Una extraña salmodia comenzó a surgir de las demoniacas figuras, e imperceptiblemente iba en aumento hasta ponerse en consonancia con el cada vez mas alocado giro de la esfera. De pronto tal como comenzara, la inquietante invocación ceso y con ella disminuyo el rápido girar del siniestro circulo, pero su brillo quedo vivo.. Resplandeciendo intensa y malignamente. El silencio ahora fue mas denso, mas dañino. Herminda se dio cuenta, de que algo raro suceda. La cara.. La cara de aquellos malditos entes estaba cambiando. Donde antes la sombra de la caperuza creaba una profunda oscuridad, ahora dejaba ver un tono rojizo que poco a poco se iba empequeñeciendo y concentrando en los ojos.

Herminda, contemplaba la escena aterrada, noto algo caliente corriendo por sus piernas y suelto un sollozo. Ahora las capuchas reverberaban con resplandores rojizos y parecían arder. Veía las estrechas y oblicuas rendijas, brillando como brasas. En un falso movimiento una de los capuchones resbalo hacia atrás dejando ver el horror que ocultaba. La demoniaca cabeza se inflamo al instante y rojas llamas la rodearon, permitiendo ver la marfileña calavera en cuyo cráneo todavía podían verse jirones de piel y carne putrefacta.
                           
Sentía aquella voz interior tranquilizándola, pero también se sentía al borde de la demencia. De un momento a otro caería en la locura .. o ya lo estaba?
Aquellos demoniacos seres estrecharon más el cerco, y ahora casi la rozaban. Temblando, veía aquellas fulgurantes pupilas fijas en ella, con maldad, destilando un odio intenso, irracional. Era como estar asomada a lo mas profundo del infierno.
Quería apartar su vista de ellos, pero no podía. 
Era algo más fuerte que su propia voluntad. 


Noto como su terror disminuía progresivamente, y ahora sabia que no estaba sola ante aquellos entes. La voz que antes había sentido en su interior, volvió a hablarle en aquella lengua dulce y cadenciosa. Aquellas frases de aliento la confortaban, le imbuían confianza y fe. Fe en su creador. Fe en ella misma. Fe en todo lo noble y bueno de la vida. Fe en su familia. Fe en su hija y en su nieto, por los cuales lucharía.. Vaya si lucharía. Se alzo con el hatillo fuertemente apretado contra su pecho, mientras que en su cerrado puño, escondía un pequeño crucifijo de plata presta a hacer frente con el a todas las fuerzas del maligno.

La luz de la esfera había cobrado nueva intensidad, paulatinamente su brillo se hacia mas vivo, mas letal Ahora, mientras las huesudas manos que la sujetaban la acercaban lentamente al cuerpo de Herminda. Daba la sensación de ser algo vivo, terriblemente maligno y sedienta de sangre y almas. Asustada, pálida  y temblorosa, pero con firme decisión, abriendo su mano dejo caer el crucifijo el cual, quedo colgando de la cadena sujeta por los trémulos dedos de Herminia. Levanto la pequeña cruz poniendola de barrera entre ella y aquellos esperpentos, y con voz clara cargada de sencilla fe exclamo:

--- VA DE RETRO, SATANÁS. EN EL NOMBRE DEL PADRE DEL HIJO Y DEl ESPÍRITU SANTO. POR EL INFINITO PODER Y MANDATO DE DIOS PADRE OMNIPOTENTE, SALDRÉIS DE AQUÍ ESPÍRITUS Y DEMONIOS MALVADOS, SENTENCIADOS AL INFIERNO POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, AMÉN .


Al termino de esta invocación, el pequeño crucifijo empezó a brillar con luz propia, una radiante luz que fue creciendo en intensidad. Herminda estaba radiante, todos sus temores eran agua pasada. La voz en su interior la animaba, le daba fuerzas y consuelo. En su mano el pequeño crucifijo, seguía brillando con intensa y serena luminosidad, la cual hizo retroceder a los cinco engendros. Estos se agruparon entorno a la diabólica esfera, en cuyo interior la maléfica luz parecía haberse vuelto loca. Culebreaba en todas direcciones, cambiando rabiosamente de tonalidad a cada segundo. Las huesudas manos de sus acólitos estaban fuertemente ancladas  en su superficie, uniendo sus fuerzas para poder contrarrestar el poder que los aniquilaba. Los malignos ojos encendidos, mientras que de sus fétidas bocas salían a coro unos estremecedores y entrecortados sonidos. Sus cuerpos se contorsionaban bruscamente en todas direcciones, por efecto de las salvajes trepitaciones de la esfera. En un momento todo movimiento ceso. La esfera se puso al rojo blanco, dejando atisbar por breves momentos, un maligno y horripilante rostro dentro de si. Lentamente, la siniestra luz se fue replegando sobre si misma.
Mal Domuro.

Declaro bajo juramento formal que todo lo que subo a este blog, es de mi autoría y soy dueño de todos los derechos...excepto los que manifiesto ser de otro autor.

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